Las Compañías Especiales del EPR

Ni aún mientras le toman declaración tras su captura, ha perdido este soldado republicano sus aires, propios de un miembro de los Batallones Especiales.

Las Compañías y Batallones Especiales. Los mejores hombres del ejército republicano. Encabezaban cada ofensiva, cubrían cada retirada. Desde la formación del Ejército Popular hasta el último día de la Guerra, estas formaciones de élite estuvieron en primera línea de cada acción bélica de entidad. Especialistas en ametralladoras, cuerpo a cuerpo, antitanquistas… las habilidades de estas unidades de choque cubrían multitud de aspectos en el combate. Con una moral a prueba de bombas, actuaron también como las guardias personales de los grandes jefes militares, sobre todo los de origen miliciano. Encontraron su génesis y su modelo a seguir en el V Cuerpo de Ejército, y su antecedente directo en el Quinto Regimiento (Compañías de Acero), como tántas otras cosas. Las Compañías Especiales eran las primeras en recibir el nuevo equipo, municiones y demás suministros, pero a cambio tenían una labor extremadamente dura que cumplir. La mayoría de sus miembros acabarían muertos. Algunos, terriblemente mutilados, o fuera de sus cabales. Cualquiera no era apto para soportar durante largos períodos los combates mas duros.

Los miembros de las Compañías Especiales tenían fama de gente dura, fiable, aunque algo temeraria. Solían mirar con desdén a sus camaradas del ejército regular, sobre todo a los procedentes de las quintas, reclutados a la fuerza, y, para distinguirse de ellos, adoptaron un estilo propio; una manera característica de vestir el uniforme. Chulescos, desenfadados, propensos a las mayores juergas y a las mayores peleas de cantina, con los nombres o los soeces eslóganes de sus unidades tatuados en sus brazos, estos guerreros natos eran fácilmente reconocibles en las concentraciones de tropa.