Los tanques soviéticos T-26 lograron poner en serios aprietos a las tropas sublevadas, poco provistas de medios para contrarrestar a las grandes moles de acero. Alemania se encargó de suministrar en grandes cantidades un remedio para estos problemas: el moderno cañón antitanque de 37 milímetros. Aunque su calibre no era para nada impresionante, cumplía con creces en sus combates contra los ingenios soviéticos, que no destacaban especialmente por su blindaje. Aún así, colocarse a escasos metros de un T-26 a la carga e intentar acabar con él antes de que responda al fuego con su temido cañón de 45 mm (apodado el “chispún” entre los sublevados) no era tarea fácil. Los grupos antitanque franquistas pronto adquirieron reputación de temerarios, de especializados cuerpos de élite dentro del creciente ejército nacionalista.
Sunday, April 01, 2007
Artillería (I): Cañón anticarro Pak 36
Los tanques soviéticos T-26 lograron poner en serios aprietos a las tropas sublevadas, poco provistas de medios para contrarrestar a las grandes moles de acero. Alemania se encargó de suministrar en grandes cantidades un remedio para estos problemas: el moderno cañón antitanque de 37 milímetros. Aunque su calibre no era para nada impresionante, cumplía con creces en sus combates contra los ingenios soviéticos, que no destacaban especialmente por su blindaje. Aún así, colocarse a escasos metros de un T-26 a la carga e intentar acabar con él antes de que responda al fuego con su temido cañón de 45 mm (apodado el “chispún” entre los sublevados) no era tarea fácil. Los grupos antitanque franquistas pronto adquirieron reputación de temerarios, de especializados cuerpos de élite dentro del creciente ejército nacionalista.
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