Thursday, March 15, 2007

Interludio(I): Julio 1937

El avance republicano parece imparable. Caen bajo la ofensiva, tras la audaz toma de Brunete el mismo día 6, Villanueva de la Cañada, Quijorna, Villanueva del Pardillo y Villafranca del Castillo en los días sucesivos. Los tanques están a punto de capturar el puesto de mando del bilaureado general Varela, en Boadilla del Monte, quien había sido enviado a toda prisa a detener la marea republicana. Franco, por su parte, ha mordido el anzuelo. Detiene la ofensiva del Norte, enviando varias divisiones y un par de brigadas navarras para tratar de taponar la brecha de Brunete. Con los refuerzos franquistas llega la temible aviación alemana: la modernísima Legión Cóndor, que inclina la balanza notablemente del lado rebelde. Los republicanos pasan a la defensiva, y así, el día 15 se abre la fase de desgaste de la batalla. En los siguientes días se producirán luchas durísimas, bajo condiciones ambientales extremas (mas de 38 grados a la sombra). Por fin, tras mas de dos semanas de lucha sin tregua, los rebeldes recapturan Brunete, pese a la desesperada defensa de las tropas de Líster, atrincheradas en el cementerio.


Supervivientes de la 11 Brigada junto a Pasionaria. La fotografía está tomada justo después de Brunete, puede observarse lo demacrado de los rostros.

Para el día 27 de julio, había acabado la mayor batalla hasta la fecha de la guerra. El saldo de tanto heroísmo: apenas dos kilómetros de territorio yermo arrebatado al enemigo a cambio de más de 37.000 muertos e incontables heridos. El objetivo estratégico de la ofensiva, sin embargo, se había cumplido: la zona republicana del norte disponía de unos días de respiro para preparar sus defensas. Como se vería más adelante, no fue suficiente.


Cuando acabó la batalla, la grande, la apocalíptica, los muertos estaban
por todas partes. Había cientos, miles…tirados en la calle…Y nosotros los
poníamos en pilas de 20, de 30, les echábamos gasolina y un poco de madera para
que ardieran..
Juan Antoraz, testigo de Brunete.



Tras las terribles bajas sufridas en la ofensiva, la Compañía Especial es retirada del frente para ser reestructurada. Entre un rimero de cadáveres, tras una penosa búsqueda, los Recios encuentran el cuerpo de Pelayo Fierro, herido y febril, pero aún con vida. Es trasladado de inmediato a un hospital de campaña, gracias al trato especial que reciben los hombres de Bueno, donde se reunirá con su sargento, Juan Mari Paredes. En un par de meses ambos estarán listos para reincorporarse a filas una vez mas. El resto de miembros de la Compañía vivirán el caos de la retirada, cubriendo a sus camaradas mientras se repliegan. A finales del mes serán enviados de nuevo a su base en Alcalá de Henares en los preparativos de una nueva operación.

1 comment:

Oliver Law said...

Que suerte he tenido al dar con este blog.
ME resulta todo tan familiar!. Dale un vistazo a barrorojo.blogspot.com que habla de la batalla de Brunete con profundidad pero con una mirada muy personal.