Tuesday, December 05, 2006

¿Llegan los rusos?


-¡Los rusos! ¡Han llegado los rusos! ¡Vivan los rusos!

Las mujeres, ancianos y niños vitoreaban con el puño en alto a los soldados que marchaban en perfecto orden atravesando la plaza de Antón Martín. Lo que tenían ante sus ojos era tan distinto de las abigarradas columnas milicianas que no podía ser otra cosa que un ejército enviado desde la URSS: soldados en perfecta marcha, batallón tras batallón, entonando con voz firme solemnes cánticos, con uniformidad en vestiduras y armamento. Lo que resonaba contra el suelo eran botas, no alpargatas de esparto. Todos los fusiles eran iguales, con las bayonetas caladas de la misma forma y apoyados contra el mismo hombro. Los rostros de los soldados que reflejaban serenidad y gravedad estaban afeitados y limpios.

Pero los madrileños se equivocaban. De las gargantas de los soldados emanaba la misma melodía ceremoniosa de La Internacional, pero en decenas de idiomas distintos: polaco, inglés, francés, alemán, italiano… Los rusos no eran rusos, sino la XI Brigada Internacional, la primera en formarse y ser instruida en la base de Albacete. Los nombres de los tres batallones estaban llamados a hacerse inmortales: Commune de Paris, Edgar André, Garibaldi.

Entre la comitiva no había un excesivo énfasis en los golpes de tacón. Aquello no era un desfile. Los Internacionales iban al frente.
Ingleses de la XI Brigada Internacional, a su llegada a Madrid.

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