El Cuerpo de Seguridad y Asalto estaba organizado militarmente, y distribuido en pelotones (de veinticinco guardias), que agrupados en compañías, se desplegaban por las principales ciudades españoles. Su función principal era el mantenimiento del orden público y actuaba normalmente en caso de disturbios. A diferencia de los otros cuerpos policiales de la época, no tenía como función principal la persecución de la delincuencia. Con su creación, el mantenimiento del orden público, hasta entonces en manos de la Guardia Civil, quedó exclusivamente a su cargo en las zonas en las que estaba desplegado. Estaban bajo el mando directo del Ministro de la Gobernación (actualmente Interior).
Carteles alusivos a la profesionalidad del cuerpo
Historia
La policía española es creada en 1824, mediante una real cédula del rey Fernando VII. Tras muchos avatares y reorganizaciones, se crea en 1844 el Cuerpo de Protección y Seguridad, un cuerpo civil de policía, distinto del militarizado que constituía la Guardia Civil. Fue en 1887 cuando se determinó que la policía comprendía dos servicios: el de Vigilancia y el de Seguridad, dependientes ambos del Ministerio de la Gobernación.
Según un real decreto de 25 de noviembre de 1930, se aprueba un nuevo reglamento de la policía. Mediante este decreto, la policía gubernativa se ponía bajo el mando directo y único del Director General de Seguridad (dependiente del Ministro de Gobernación). La policía se compondría de dos cuerpos: el Cuerpo de Vigilancia y el Cuerpo de Seguridad, atribuyendo a ambos carácter civil. Sin embargo, el Cuerpo de Seguridad se regía por normas militares, estando sus componentes sujetos al Código de Justicia Militar. Sus funciones comprendían el mantenimiento del orden público, la seguridad personal, el respeto a las propiedades y la observancia de las leyes. Dentro de este Cuerpo, se crea la denominada Sección de Gimnasia, encargados del mantenimiento del orden público.
Con la llegada de la II República en 1931, aumenta la inestabilidad social. A ello se une el hecho de que la policía no goza ni del apoyo ni de la confianza de los nuevos gobernantes republicanos. Miguel Maura Gamazo, político republicano conservador, nombrado ministro de la Gobernación del Gobierno Provisional de República, acometió la tarea de adaptar el antiguo Cuerpo de Seguridad a las nuevas necesidades: crear rápidamente otra fuerza, para hacer frente a las alteraciones del orden en las ciudades, más ágil y con más moderno armamento, dejando a la Guardia Civil la custodia del campo, su auténtica misión.
Ese mismo año, el 17 de mayo de 1931 se reorganizó el Cuerpo de Seguridad y se le adscribieron las llamadas Compañías de Vanguardia (posteriormente denominadas Sección de Guardias de Asalto), utilizando como base la ya existente Sección de Gimnasia del Cuerpo de Seguridad. Integrada en el Cuerpo de Seguridad, la Sección de Guardias de Asalto constituyó una fuerza de choque destinada a actuar en las aglomeraciones con motivo de festejos, desfiles, manifestaciones, etc., y en los intentos de alteración del orden público. Se trata de los antecesores de los actuales antidisturbios. Sus miembros fueron mejor dotados y equipados para la conservación del orden público que la Guardia Civil. Finalmente, el 9 de febrero de 1932, una parte del Cuerpo de Seguridad se transformó en Guardias de Asalto, pasándo el cuerpo a denominarse Cuerpo de Seguridad y Asalto.
Su primer mando operativo fue el entonces coronel Agustín Muñoz Grandes, gracias a la gran fama adquirida al organizar y dirigir las tropas regulares de Marruecos, y destituido al triunfar el Frente Popular en las elecciones de 1936.
El 24 de abril de 1932, según el autor Salas Larrazábal, se autorizaba el aumento de la dotación del Cuerpo de Seguridad y Asalto a un coronel, dos tenientes coroneles, 12 comandantes, 57 capitanes, 177 tenientes, 302 suboficiales y sargentos, y 3.896 cabos y guardias. El 8 de septiembre del mismo año, se autorizaba un aumento de 2.500 guardias. Así, en 1936, según el citado autor, el número de integrantes del Cuerpo de Seguridad y Asalto era de 17.660: 450 jefes y oficiales, 543 suboficiales y 16.667 guardias, de los que unos 8.000 pertenecían a la sección de Seguridad y el resto a la de Asalto.
Al estallar la guerra civil, la mayor parte de los integrantes de la Guardia de Asalto, un 70 por ciento según estimaciones de Salas Larrazábal, se mantuvieron leales al Gobierno. Es más, de todos los cuerpos policiales que habían quedado en la zona gubernamental era el mejor visto por la mayor parte de la población. Esto hizo que gran número de militares decidieran ingresar en este cuerpo, para evitar los recelos y suspicacias que su profesión creaba. Hasta el punto de que Largo Caballero tuvo que prohibir a los oficiales del ejército pasarse a la Guardia de Asalto sin autorización expresa del Ministerio de la Guerra.
Sin embargo la vida del cuerpo estaba llegando a su fin. La Guardia Civil había sido transformada por el gobierno republicano en Guardia Nacional Republicana, siendo fusionada, por decreto, el 27 de diciembre de 1936, con el Cuerpo de Seguridad y Asalto para formar el Cuerpo de Seguridad Interior, el cual a su vez fue disuelto por los vencedores de la contienda al terminar ésta. Los miembros de la Guardia de Asalto que superaron los expedientes de depuración se integraron en la recién creada Policía Armada.
Probablemente, los únicos puntos negros de la historia del cuerpo fueran su intervención en la represión de la revuelta anarquista de Casas Viejas en 1933 y la participación de alguno de sus miembros en el asesinato del líder del Bloque Nacional, José Calvo Sotelo, el 13 de julio de 1936, en represalia por el asesinato por pistoleros falangistas del teniente de Guardias de Asalto José Castillo.
1 comment:
El de la foto de cabecera no es un guardia de Asalto,es un carabinero.
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