Thursday, November 30, 2006

Equipo (II): El capote-manta


La prenda de invierno del ejército español por antonomasia. La infantería los vestía grises pardos, y la Legión verde oliva. Los oficiales los tenían forrados y con cuello vuelto de piel. Eran una prenda muy codiciada y apreciada por los soldados de ambos bandos.
El capote manta tenía un olor montaraz, humano, equidistante del tomillo y de la jara y del cuero seco de las botas o del blando cuero de las abarcas. También olía a sudor, y también olía a pies. Olía a leña verde, a humo denso, a tierra mojada, a polvo; en fin, olía a soldado por todas partes. El capote manta era casi como una tienda de campaña individual, y cuando uno echaba la capucha sobre su sesera se sentía como un castellano en su castillo después de haber bajado el puente levadizo, incomunicado con el exterior, encerrado en sí mismo, metido en su hogar, dueño de sí, cerca de la familia, junto al fuego y la comida caliente. El capote manta era, para hablar con exactitud, como la casa de uno, del mismo modo que el macuto era la despensa, el armario y hasta el desván. En combinación con una manta resultaba ya un lujo increíble, casi un vicio, algo tan voluptuoso como una patricia romana de la decadencia y no faltaba quien lo decía, pero más a lo burro. Si se le echaban encima las cartucheras o el correaje, abrigaba más y dificultaba menos los movimientos[...].
El capote manta era la prenda ideal para dar el parte meteorológico en las madrugadas heladoras o batidas por el agua:
- Mi sargento, ¡qué mañana para destetar hijos de puta!
Rafael García Serrano

Equipo (I): Casco Trubia M26


Casco reglamentario en el ejército español cuando estalló el conflicto. Aunque en pleno verano no había quien lo tuviera encima y en invierno fuese como llevar una hielera en la cabeza(no tenía muy buena ventilación), su cuidado diseño, inspirado en los cascos alemanes de la Primera Guerra Mundial, le daba buenas cualidades balísticas y estéticas, lo que le haría convertirse en uno de los emblemas de la Guerra Civil española.

Tuesday, November 28, 2006

Armas (VII): Granada Laffite


La granada Laffite fue una de las más numerosas de la Guerra Civil, sobre todo entre el bando sublevado, pues era la granada reglamentaria del ejército español al iniciarse la contienda. Era insegura y peligrosa, además de muy pesada (casi medio kilo), pero cuando hacía explosión el petardazo era considerable.

Sunday, November 26, 2006

Los Recios, condecorados


La "Medalla de la Libertad" se otorgará por igual a todos los que, rebasando el cumplimiento de su deber en beneficio de la guerra o en relación con ella, se distingan muy notablemente[...]
Extraído de la Gaceta de la República.

Thursday, November 23, 2006

PNJs(IX): Miaja y Rojo


¡El gobierno se ha ido! Ha llegado el momento de ser hombres. ¿Me entienden? De ser hombres, ¡machos!... Si hay alguno que no se sienta capaz de morir, más le vale decirlo ahora.

General Miaja, reunión con los jefes de milicias, 6 de Noviembre de 1936


Madrid, noviembre de 1936. El Gobierno republicano ha huído, dejando lo que no necesita, que presumiblemente caerá en manos del enemigo. Al mando de todo lo prescindible, queda un militar: José Miaja Menant (1878 – 1958). Un general casi anciano y juzgado como de tercera categoría por los responsables republicanos. Pero el viejo general dará una sorpresa a propios y extraños: con gran solvencia organizará la defensa de la capital y se dispondrá a resistir todo lo que Franco pueda echarle encima. Se rodeará de figuras de gran altura, como el brillante teniente coronel Vicente Rojo Lluch (1894 – 1966), con quien formará un efectivo y enérgico tándem: Rojo será el cerebro al frente de su Estado Mayor, y Miaja será la cabeza visible, alcanzando en pocos días la categoría de héroe popular.

Personajes Jugadores (VI): Paolo Erdini




Fecha de nacimiento: 1904
Nacionalidad: Italiana
Ocupación: Ex- militar
Otros datos: Desertor del Esercito Nazionale italiano

Tuesday, November 21, 2006

La Guardia de Asalto


El Cuerpo de Seguridad y Asalto fue un cuerpo policial español creado en febrero de 1932 por las autoridades republicanas.
El Cuerpo de Seguridad y Asalto estaba organizado militarmente, y distribuido en pelotones (de veinticinco guardias), que agrupados en compañías, se desplegaban por las principales ciudades españoles. Su función principal era el mantenimiento del orden público y actuaba normalmente en caso de disturbios. A diferencia de los otros cuerpos policiales de la época, no tenía como función principal la persecución de la delincuencia. Con su creación, el mantenimiento del orden público, hasta entonces en manos de la Guardia Civil, quedó exclusivamente a su cargo en las zonas en las que estaba desplegado. Estaban bajo el mando directo del Ministro de la Gobernación (actualmente Interior).

Carteles alusivos a la profesionalidad del cuerpo


Historia
La policía española es creada en 1824, mediante una real cédula del rey Fernando VII. Tras muchos avatares y reorganizaciones, se crea en 1844 el Cuerpo de Protección y Seguridad, un cuerpo civil de policía, distinto del militarizado que constituía la Guardia Civil. Fue en 1887 cuando se determinó que la policía comprendía dos servicios: el de Vigilancia y el de Seguridad, dependientes ambos del Ministerio de la Gobernación.
Según un real decreto de 25 de noviembre de 1930, se aprueba un nuevo reglamento de la policía. Mediante este decreto, la policía gubernativa se ponía bajo el mando directo y único del Director General de Seguridad (dependiente del Ministro de Gobernación). La policía se compondría de dos cuerpos: el Cuerpo de Vigilancia y el Cuerpo de Seguridad, atribuyendo a ambos carácter civil. Sin embargo, el Cuerpo de Seguridad se regía por normas militares, estando sus componentes sujetos al Código de Justicia Militar. Sus funciones comprendían el mantenimiento del orden público, la seguridad personal, el respeto a las propiedades y la observancia de las leyes. Dentro de este Cuerpo, se crea la denominada Sección de Gimnasia, encargados del mantenimiento del orden público.
Con la llegada de la II República en 1931, aumenta la inestabilidad social. A ello se une el hecho de que la policía no goza ni del apoyo ni de la confianza de los nuevos gobernantes republicanos. Miguel Maura Gamazo, político republicano conservador, nombrado ministro de la Gobernación del Gobierno Provisional de República, acometió la tarea de adaptar el antiguo Cuerpo de Seguridad a las nuevas necesidades: crear rápidamente otra fuerza, para hacer frente a las alteraciones del orden en las ciudades, más ágil y con más moderno armamento, dejando a la Guardia Civil la custodia del campo, su auténtica misión.
Ese mismo año, el 17 de mayo de 1931 se reorganizó el Cuerpo de Seguridad y se le adscribieron las llamadas Compañías de Vanguardia (posteriormente denominadas Sección de Guardias de Asalto), utilizando como base la ya existente Sección de Gimnasia del Cuerpo de Seguridad. Integrada en el Cuerpo de Seguridad, la Sección de Guardias de Asalto constituyó una fuerza de choque destinada a actuar en las aglomeraciones con motivo de festejos, desfiles, manifestaciones, etc., y en los intentos de alteración del orden público. Se trata de los antecesores de los actuales antidisturbios. Sus miembros fueron mejor dotados y equipados para la conservación del orden público que la Guardia Civil. Finalmente, el 9 de febrero de 1932, una parte del Cuerpo de Seguridad se transformó en Guardias de Asalto, pasándo el cuerpo a denominarse Cuerpo de Seguridad y Asalto.
Su primer mando operativo fue el entonces coronel Agustín Muñoz Grandes, gracias a la gran fama adquirida al organizar y dirigir las tropas regulares de Marruecos, y destituido al triunfar el Frente Popular en las elecciones de 1936.
El 24 de abril de 1932, según el autor Salas Larrazábal, se autorizaba el aumento de la dotación del Cuerpo de Seguridad y Asalto a un coronel, dos tenientes coroneles, 12 comandantes, 57 capitanes, 177 tenientes, 302 suboficiales y sargentos, y 3.896 cabos y guardias. El 8 de septiembre del mismo año, se autorizaba un aumento de 2.500 guardias. Así, en 1936, según el citado autor, el número de integrantes del Cuerpo de Seguridad y Asalto era de 17.660: 450 jefes y oficiales, 543 suboficiales y 16.667 guardias, de los que unos 8.000 pertenecían a la sección de Seguridad y el resto a la de Asalto.
Al estallar la guerra civil, la mayor parte de los integrantes de la Guardia de Asalto, un 70 por ciento según estimaciones de Salas Larrazábal, se mantuvieron leales al Gobierno. Es más, de todos los cuerpos policiales que habían quedado en la zona gubernamental era el mejor visto por la mayor parte de la población. Esto hizo que gran número de militares decidieran ingresar en este cuerpo, para evitar los recelos y suspicacias que su profesión creaba. Hasta el punto de que Largo Caballero tuvo que prohibir a los oficiales del ejército pasarse a la Guardia de Asalto sin autorización expresa del Ministerio de la Guerra.
Sin embargo la vida del cuerpo estaba llegando a su fin. La Guardia Civil había sido transformada por el gobierno republicano en Guardia Nacional Republicana, siendo fusionada, por decreto, el 27 de diciembre de 1936, con el Cuerpo de Seguridad y Asalto para formar el Cuerpo de Seguridad Interior, el cual a su vez fue disuelto por los vencedores de la contienda al terminar ésta. Los miembros de la Guardia de Asalto que superaron los expedientes de depuración se integraron en la recién creada Policía Armada.
Probablemente, los únicos puntos negros de la historia del cuerpo fueran su intervención en la represión de la revuelta anarquista de Casas Viejas en 1933 y la participación de alguno de sus miembros en el asesinato del líder del Bloque Nacional, José Calvo Sotelo, el 13 de julio de 1936, en represalia por el asesinato por pistoleros falangistas del teniente de Guardias de Asalto José Castillo.

PNJs(VIII): Martínez, guardia de Asalto


Pedro Martínez nació en 1903 en el madrileño barrio de las Peñuelas, donde trabajó como aprendiz en el taller de repuestos de su familia, negocio que heredó a los veintidós años, a la muerte de su padre. Un año después, gracias al dinero que le proporcionaba el negocio, pudo contraer matrimonio con su novia de toda la vida, una estanquera de Vallecas llamada Concha. A causa de las crisis que atravesaba el país, su negocio quebró, y se vio desempleado y con su mujer en estado de buena esperanza, viviendo de alquiler en un sótano de Usera. Estuvieron malviviendo durante varios años, hasta que, en 1932, Martínez fue admitido en un cuerpo policial de nueva creación, gracias a las gestiones de Federico Pérez, un amigo de la infancia. Repartiendo su tiempo entre su trabajo y el cuidado de su familia, los años pasaron hasta los desgraciados días de 1936. Su único hijo estaba de colonias en Ávila cuando estalló la sublevación, y desde Julio no ha tenido noticias suyas. Su señora tiene el ánimo por los suelos, y su matrimonio va de mal en peor, situación agravada por las largas ausencias del hogar que exige la guerra. Por si fuera poco, su mejor amigo, Pérez, murió en las primeras horas del golpe militar. Sin duda, Martínez ha conocido momentos mejores en su vida, pero eso no le impide que siga cumpliendo con su deber con resignación y sacrificio como las ordenanzas de la Guardia de Asalto requieren.

Vehículos(V): Blindados artesanales

“Tiznaos”

La producción de blindados propiamente española, ante la escasez de este tipo de vehículos al principio de la guerra civil, se reduce a un intento de fabricar tanques en Barcelona y en Bilbao y a la fabricación de camiones blindados. Estos camiones se fabricaban añadiendo un blindaje artesanal a los vehículos, que fueron llamados por la población con el afortunado mote de "tiznaos" debido al tinte negruzco con el que salían de las fábricas y talleres. Se utilizó como base camiones, autobuses, maquinaria agrícola o de obras públicas, y para su blindaje se utilizaron chapas de distintas calidades y grosores. En algunos casos, se llegó incluso a utilizar colchones atados a base de cuerdas en los laterales de los vehículos. En ocasiones se comprobaba la eficacia del blindaje con disparos de fusil, lo cual provocó algún accidente ocasionado por el rebote de los proyectiles. En algunas ocasiones, debido al afán de dotar los vehículos de una mayor protección, se aumentaba tanto el espesor del blindaje que aumentaba demasiado el peso del vehículo, impidiendo de esta manera que el vehículo maniobrara con libertad y limitando mucho su velocidad; de manera que sólo podía desplazarse muy lentamente con marchas cortas y en terrenos totalmente llanos. En combate, los de peor diseño y construcción apresurada, fueron puestos rápidamente fuera de combate; los que fueron construidos con un diseño más estudiado y con mejores medios técnicos, como los construidos por las fábricas de Barcelona, tuvieron una vida más larga, aguantando algunos de ellos los tres años de guerra, bien en el bando en el que fue construido o en el contrario si eran capturados. Claro está que no tuvieron, ni muchísimo menos, tanta importancia bélica como los blindados rusos, pero la variedad de modelos, la fealdad (casi monstruosidad) fruto de la improvisación y la cantidad de mensajes y siglas de sindicatos con los que iban decorados los hacen sumamente interesantes.
La diversidad y extravagancia de muchos de estos artefactos es fruto de las prisas, de la urgencia del momento, que obligó, no sólo a blindar camiones, sino también autobuses y tractores. Algunos de estos vehículos fueron recuperados para sus habituales quehaceres una vez finalizada la guerra, después de librarles del blindaje. Otros pasaron a formar parte del parque móvil de los vencedores, y los más fueron destruidos o resultaron totalmente irrecuperables.
Página con fotografías de estos ingenios: http://www.barranque.com/guerracivil/arcarazotanques.htm

Armas(VI): DP M1928



Ametralladora ligera Degtyarev DP M1928 “Napo”

Esta ametralladora ligera fabricada en la Unión Soviética dotó a las escuadras de la infantería republicana de fuego automático con un arma un poco más pesada que un fusil. Disparaba el cartucho 7,62x54R mm. en cargadores de tambor (llamados "Sartenes") de 47 cartuchos con una cadencia de 500-600 disparos por minuto. Pese a sus evidentes cualidades, tenía alguna carencia técnica, como problemas de refrigeración y sólo disparaba en modo automático. Se la denominó "Napo" debido a la inscripción que llevaban las cajas: 47 NATPOH (47 cartuchos, en ruso) y al terminar la guerra prestó servicios hasta los años 50 en el ejercito franquista y en la Guardia Civil, lo que habla de la calidad de esta arma. Se recibieron 5146 en cuatro envíos desde noviembre del 36 a enero del 39.

PNJs (VII): Pasionaria


No podría acabar la crónica sin hacerle un lugar a Dolores Ibárruri, Pasionaria, uno de los personajes mas icónicos que la Guerra Civil nos dejó. Alma de la defensa de Madrid, autora de los lemas que agitaron la conciencia de los madrileños(y popularizadora del "¡No Pasarán!" que da nombre a nuestra crónica), se convirtió en una heroína popular, mas allá de ideologías. Reproduzco aquí un discurso al "Madrid invencible" de Noviembre:

Trabajadores, camaradas de Madrid:
Cuando los obuses del enemigo comienzan a batir las casas de nuestra ciudad; cuando sobre el cielo de la capital de la República vuelan los aviones facciosos, vertiendo metralla mortífera sobre mujeres y niños indefensos, parece increíble venir a celebrar un acto de esta naturaleza. Y esto no es necesario para levantar vuestro espíritu, que bien templado lo tenéis a través de días de lucha inenarrables, sino para deciros que estamos aquí y que no nos hemos ido. Que estamos aquí junto a vosotros, como hemos estado siempre, y dispuestos también a cumplir con el deber de agradecer desde aquí, desde el Madrid inconquistable, a la Unión Soviética, al entrañable País Soviético, su solidaridad para con nuestro pueblo y su defensa de la República en Ginebra.
Desde aquel país nos dice el heroico pueblo soviético --que supo vencer no sólo al enemigo interior, sino también al enemigo exterior-- y nos gritan mujeres: ¡Hermanos españoles, estamos con vosotros!
Gracias a esta solidaridad nos sentimos más seguros; no nos sentimos solos y podemos decirle al enemigo que ¡no pasará!
Es preciso que el mundo conozca el alto nivel moral de nuestro pueblo, que no se deja abatir por la superioridad enemiga.
Hemos dicho muchas veces que Madrid no se defiende sólo desde dentro, sino también desde fuera. Y no hace muchos días que el Partido Comunista publicó un llamamiento a todos los trabajadores, y principalmente a los comunistas, en este sentido. «Es necesario que el comunista --decía ese manifiesto-- sea un soldado que organice, un comisario político que eduque y prepare a los combatientes; que sea el primero en la lucha y en el sacrificio.» Cumpliendo las decisiones de nuestro Comité Central, nos hemos desplazado a provincias, y no más tarde que ayer hemos recorrido las regiones de Levante, para demandar a los campesinos y trabajadores levantinos ayuda para Madrid, y ellos nos la han prometido, y han comenzado ya la organización del envío de víveres.
El hecho de que haya tantas mujeres en este mitin nos permite, sin temor a equivocarnos, proclamar con orgullo que no se ha extinguido la tradición heroica de las mujeres españolas, que en todos los momentos en que estuvo amenazada la integridad de la patria estuvieron junto a sus hombres y con ellos supieron luchar y morir. Y por ello nos sentimos profundamente orgullosos y seguros de la victoria. Porque una causa que defienden las mujeres y las madres, a pesar de los avatares de la lucha, será siempre una lucha victoriosa.
Desde esta misma tribuna dije que teníamos lo necesario para comenzar la ofensiva. Después, un día, os dije: Camaradas, hay que resistir los embates del enemigo, dos, tres, cuatro, ocho días, los que sean preciso. Habéis resistido, resistís y Madrid se ha hecho inconquistable.


Discurso pronunciado en el Monumental Cinema de Madrid, el 8 de noviembre de 1936

Monday, November 20, 2006

20 - N


Todo el mundo recuerda el 20-N. Pero en 1936 hubo OTRO 20 N, hace setenta años, en el que los fascistas quisieron pasar y no pasaron, y en el que murieron los dos mayores mitos de las dos Españas. Buenaventura Durruti y Jose Antonio Primo de Rivera. Os dejo una breve semblanza de cada uno.

Tuesday, November 14, 2006

Puente de los Franceses

Trinchera de la margen izquierda del Manzanares. Al fondo, el mítico Puente de los Franceses.


El poeta Federico García Lorca recopilo, y en muchos casos arregló, varias canciones folklóricas. Una de ellas fue la canción tradicional del siglo XIX, "Los cuatros muleros" que se utilizó para diversas letras que intercambiaban estrofas y títulos; y que trataban, principalmente, sobre la sublevación de los generales rebeldes y la heroica defensa de Madrid.

Puente de los franceses,
puente de los franceses,
puente de los franceses,
mamita mía,
nadie te pasa,
nadie te pasa.
Porque los milicianos,
porque los milicianos,
porque los milicianos,
mamita mía,
qué bien te guardan,
qué bien te guardan.

Por la Casa de Campo,
por la Casa de Campo,
por la Casa de Campo,
mamita mía,
y el Manzanares,
y el Manzanares.
Quieren pasar los moros,
quieren pasar los moros,
quieren pasar los moros,
mamita mía,
no pasa nadie,
no pasa nadie.

Madrid, qué bien resistes,
Madrid, qué bien resistes,
Madrid, qué bien resistes,
mamita mía,
los bombardeos.
los bombardeos.
De las bombas se ríen,
de las bombas se ríen,
de las bombas se ríen,
mamita mía,
los madrileños.
los madrileños.

Los cuatro generales,
los cuatro generales,
los cuatro generales,
mamita mía,
que se han alzado,
que se han alzado.
Para la nochebuena,
para la nochebuena,
para la nochebuena,
mamita mía,
serán ahorcados,
serán ahorcados.

Franco, Sanjurjo y Mola,
Franco, Sanjurjo y Mola,
Franco, Sanjurjo y Mola,
mamita mía,
y Queipo de Llano,
y Queipo de Llano.


(escuchar - Figura como "Mamita mía")

Muerte de un Recio


Extraído de Milicia Popular, diario del Quinto Regimiento, 7 de Noviembre de 1936

Monday, November 13, 2006

Vehículos (IV):Carro Ligero L3


Carro Veloce Fiat Ansaldo C.V.33/35, “Lata de sardinas”

Este vehículo estaba basado en los carros ligeros británico Carden Loyd Mark-IV adquiridos por el Ejército italiano en 1929. Estaba formado por una estructura blindada (sin torreta) de 13,5 mm. de grosor en la parte delantera y trasera, 8,5 mm. en los laterales y de 6 mm. en el techo y suelo.

La tracción era proporcionada por un motor Fiat CV3-005 de gasolina de 43 Cv., con una autonomía de 120 Km. proporcionada por los 62 litros de sus depósitos, situado en la parte trasera. La tripulación consistía en conductor (sentado en la parte delantera derecha) y tirador-jefe de vehículo (en la parte izquierda).
El armamento estaba formado por 2 ametralladoras Fiat Modelo 1935 alimentadas por cintas mecánicas. También existía un modelo armado con un lanzallamas (que reemplazaba a las dos ametralladoras), este modelo además arrastraba un carrito de ruedas en el que llevaba el combustible para el armamento principal.
En la Guerra Civil española fueron conocidos como "lata de sardinas", por su reducido tamaño.

Vehículos (III): Panzer IB

Panzerkampfwagen I Ausf. B (PzKpfw IB, "Negrillo")

El Panzer I marcó el primer diseño de un tanque en producción en Alemania tras el final de la I Guerra Mundial. En 1932 se crearon y enviaron las especificaciones para un tanque ligero de 5 toneladas a los fabricantes alemanes Rheinmetall, Krupp, Henschel, MAN y Daimler-Benz. En 1933 el diseño de Krupp fue elegido. Estaba basado en la tanqueta Carden Loyd Mk IV británica, que se compró dos unidades en secreto a la Unión Soviética.
El Tratado de Versalles prohibió a Alemania producir carros de combate, por lo cual estas versiones recibieron el nombre de "Landwirtschaftlicher Schlepper", tractores agricultores. El diseño fue modificado a finales de 1933 para combinar el chasis de Krupp con el diseño de la torreta de Daimler-Benz. En 1934, el carro resultante fue designado como Panzer I Ausf A, y se empezó a producir en julio.
El Panzer I original estaba diseñado como un tanque ligero para reconocimiento y tareas de apoyo de infantería. Sin embargo, el objetivo más importante de su desarrollo era proporcionar un vehículo para comenzar la formación y entrenamiento de una fuerza mecanizada alemana. El Panzer I debía ser sustituido en las Divisiones Panzer tan pronto como fuese posible por otros tanques diseñados específicamente para el combate, aunque como resultó, al comienzo de la II Guerra Mundial, el Panzer I aún ocupaba una tarea importante en estas unidades debido a los retrasos para tener tanques más avanzados.
Se fabricaron dos variantes principales del Panzer I. El original PzKpfw IA tenía poca potencia y fue sustituido por el PzKpfw IB, con un motor con mayor rendimiento y otras mejoras. El modelo B era algo más largo y tenía una rueda de apoyo adicional; para el resto, ambas versiones funcionaban de igual manera. Se hicieron intentos de crear una versión más blindada o conseguir que pudiese ser utilizado en operaciones aerotransportadas. Cuando fue sustituido, el Panzer I era obsoleto para cualquier tipo de combate, y los chasis fueron convertidos para otros propósitos, como tractor de municiones o entrenamiento para conductores.
En la Guerra de España se apodaron "negrillos" por su color gris panzer(oscuro) original.

Monday, November 06, 2006

Propaganda


Octavillas como ésta se han visto últimamente en bares, cabarets y establecimientos varios de Madrid. ¿Acudirán voluntarios a la llamada?

Saturday, November 04, 2006

Madrid, ciudad abierta



Tal día como hoy, 4 de noviembre de hace 70 años, Madrid consiguió un triste título: es la primera ciudad de la Historia en recibir bombardeos aéreos sistemáticos y masivos. El de hoy es sólo el primero de una larga serie de ataques que tienen como objetivo atemorizar a la población civil, obligarla a volver la espalda al gobierno republicano y a abandonar a los combatientes, que aún desorganizados, luchan en los mal montados parapetos.

(...)El miedo a los moros. El miedo a las bombas de los aviones. En la ciudad se percibe el miedo.

J. M. Reverte, La Batalla de Madrid.

Friday, November 03, 2006

Dinamiteros

Ante la escasez de armas y munición, surgió en Asturias en 1934 una nueva forma de lucha: la de los dinamiteros. Esta práctica se generalizó en la Guerra, sobre todo entre los mineros que luchaban en el frente de la Sierra. Hubo dinamiteros muy famosos, héroes populares, como Coll, Cornejo y, la más famosa de todas, Rosario Sánchez mora, Dinamitera, inmortalizada por los versos de Miguel Hernández:

Rosario, dinamitera,
sobre tu mano bonita
celaba la dinamita
sus atributos de fiera.
Nadie al mirarla creyera
que había en su corazón
una desesperación,
de cristales, de metralla
ansiosa de una batalla,
sedienta de una explosión.
Era tu mano derecha,
capaz de fundir leones,
la flor de las municiones
y el anhelo de la mecha.
Rosario, buena cosecha,
alta como un campanario
sembrabas al adversario
de dinamita furiosa
y era tu mano una rosa
enfurecida, Rosario.
Buitrago ha sido testigo
de la condición de rayo
de las hazañas que callo
y de la mano que digo.
¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta doncella,
que hoy no es mano porque de ella,
que ni un solo dedo agita,
se prendó la dinamita
y la convirtió en estrella!
Rosario, dinamitera,
puedes ser varón y eres
la nata de las mujeres,
la espuma de la trinchera.
Digna como una bandera
de triunfos y resplandores,
dinamiteros pastores,
vedla agitando su aliento
y dad las bombas al viento
del alma de los traidores.




Frailes con trabuco


Extraído del primer número de "Milicia Popular", el diario del 5º Regimiento, con el que Mikel Azkoia colabora.

Las fuerzas que marchan sobre Madrid (I): Los Regulares

Sea cual fuere el bando más brutal, los hombre de Franco –por lo menos los regulares y los legionarios- eran claramente más eficaces. Eran aguerridos verdugos profesionales que buscaban asesinar sistemáticamente a una clase entera, bajo disciplina y sin pasión. Cuando el exterminio principal había concluido, los falangistas y requetés, menos experimentados, se quedaban en las zonas conquistadas para rematar a muchos de los que habían eludido la red barredera de la primera línea de combatientes.

Los moros, primitivos miembros de tribus marroquíes, no parecían soldados de primera categoría cuando ganduleaban en cunetas, vestidos con sus chilabas holgadas o con amplios pantalones de color castaño y camisas, fez rojo o un turbante muy apretado en la cabeza. Tampoco se sentían muy motivados por impulsos de tipo ideológico: no tenían ni la más ligera idea de por qué los españoles se mataban entre sí. Combatían porque les pagaban quince dólares al mes, a menudo en viejos marcos alemanes sin valor, suma que consideraban una fortuna; porque su jefe tribal, pagado por Franco, se lo ordenaba; y porque, finalmente, les encantaba la lucha.

Pero aunque fuesen culturalmente inocentes, podían ser adiestrados como animales. Ningún temor ni duda atenuaba su disciplina en el campo de batalla, y apenas conocían el significado de la palabra “retirada”. También llegaban a sentir un hondo, perruno apego por sus amos, los oficiales españoles, y con frecuencia estaban dispuestos a morir por ellos. Aquellos amos, a su vez, les arrojaban un apetitoso hueso: el tradicional derecho del guerrero moro a saquear, asesinar y violar.

Cuando pocos años antes los moros habían combatido con sus jefes tribales contra el ejército español y ejercido tal derecho, los mismos oficiales les habían llamado salvajes que merecían ser exterminados. Ahora incitaban, incluso ordenaban a aquellos salvajes aniquilar a sus compatriotas hispanos. Irónicamente, después de más de cuatrocientos años de haber sido expulsados de España por la gran reina nacionalista Isabel la Católica, los moros volvían a la Península como héroes de un movimiento nacionalista español, ya que pocos nativos habrían de luchar en él.

Dan Kurzman
"Miracle of November"

Las fuerzas que marchan sobre Madrid (II): La Legión


Igualmente irónico era el hecho de que la Legión Extranjera española, compuesta por hispanos casi en su totalidad, luchara ahora junto a los moros contra sus propios compatriotas. Sólo unos cuantos años atrás, los legionarios y los moros se habían estado matando, torturando y mutilando mutuamente en la Guerra de Marruecos, y las fotos sacadas al término de las batallas mostraban a los legionarios sosteniendo cabezas de moros decapitados o montones de orejas cortadas.

Al igual que los moros, que ya no se batían por su propia tierra, los legionarios combatían por dinero y por el puro amor a la guerra. Pero no eran inocentes como aquellos. En su mayor parte eran bandidos, inadaptados sociales, buscadores de gloria, aventureros o personas que anhelaban desaparecer o morir. Y muchos perecieron, en ocasiones a manos de sus propios jefes, que podían fusilarles sin juicio por deserción, cobardía u otros delitos. Los legionarios eran perdedores convencidos de que ya no les quedaba nada más que perder. Y si bien entendían, aunque vagamente, por qué los españoles se mataban entre sí, les tenía sin cuidado. Se habían apartado de la sociedad porque esta rechazaba su simplista concepción de la supervivencia, y los problemas sociales no les preocupaban demasiado.

Su sociedad era la Legión, separada del mundo y sus realidades. El ejército les había dado un hogar, compañeros fidedignos, buen sustento, anonimato, un desvirtuado sentido de la dignidad y un desahogo para sus hirvientes frustraciones: todo lo que un perdedor podía desear. Así pues, no combatían por España ni por Franco, sino por la Legión, que casualmente estaba al mando de este general. Y luchaban hasta la muerte, pues lo mejor de la vida era la oportunidad de arriesgarla. Siendo crueles consigo mismos, eran bárbaros con sus enemigos, y no porque les odiasen, sino porque era una manera fácil de expresar su desprecio contra la civilización, era un final feliz, un sangriento golpe a los fantasmas que les devoraban el alma. Y puesto que matar se había convertido para ellos en un importante estímulo, lo habían transformado en una grotesca forma de arte.

Dan Kurzman
"Miracle of November"