Wednesday, June 13, 2007

Interludio (III): Mayo de 1938

Carteles como éste tratan de levantar la ruinosa moral republicana



La situación no deja de empeorar. El aislamiento internacional se hace cada vez más patente, ahogando a la República con el pacto de No Intervención y la política de apaciguamiento a Hitler ante el temor de una nueva guerra europea que muchos ven ya como inevitable. Negrín, presidente de gobierno, presenta un plan de paz –los llamados Trece Puntos- , que será completamente rechazado por Franco, quien sólo aspira a la rendición incondicional de los republicanos. Ante la Sociedad de Naciones (la ONU de la época) el Ministro de estado y segundo al mando de Negrín, Julio Álvarez del Vayo, solicita apasionadamente el final de la farsa de la No Intervención, pero el miedo hace que la votación subsiguiente acabe dándole la espalda a la República.

En el cada vez más menguado territorio republicano las noticias no son mucho mas halagüeñas. Los franquistas continúan avanzando por la costa de Levante, dispuestos a conquistar Valencia. La desmoralización se apodera de las retaguardias, acosadas por una incesante campaña de bombardeo, que impide a la aviación leal apoyar como debiera a los frentes. Los únicos sucesos bélicos favorables son los que se suceden en el norte: la 43 División, mandada por el teniente coronel miliciano Beltrán el Esquinazau, resiste, contra todo pronóstico, el asedio franquista. Encajonada entre los cañones enemigos y el macizo pirenáico desde el 29 de marzo, aguanta con gran determinación ofensiva tras ofensiva enemiga, hasta haber puesto a salvo a la población civil del Valle de Bielsa. Su ejemplo heróico en estos momentos de adversidad será reconocido por las autoridades republicanas, que, a mediados de mes, visitarán el reducto.

Por otra parte, en el 23 de este mes se produce el audaz episodio del Fuerte de Carchuna, (adelantado por efectos prácticos en la partida), la liberación de trescientos prisioneros asturianos por un comando republicano en el frente de Motril.




En cuanto a los supervivientes de los Recios de la República, evolucionan favorablemente. Juan Mari está casi recuperado, y puede permitirse dar algunos paseos por la costa. En uno de ellos se encontrará con su viejo superior, Bueno, de quien tenía vagas noticias. Lo encontrará con la mirada perdida, fija en el horizonte. La enfermera que lo acompaña le dirá que ha perdido el habla. En la retirada de Teruel debió ver cosas imposibles de aguantar para un ser humano. Por lo demás, está en buena forma física, pero no está en condiciones de volver al frente, al menos de momento. Paolo continúa en cama; y Carlos, en la retaguardia barcelonesa, disfrutará de unos días de permiso mientras recompone el Batallón Especial.

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